jueves, 2 de abril de 2009

Epitafio

Cuando descolgó el teléfono aquella mañana, algo dentro de él le hizo presentir que las malas noticias le aguardaban. Al otro lado del hilo la voz de su hermana sonó entrecortada , trémula, vacilante mientras le susurraba...

-Natalya y Allan han muerto- le dijo-han encontrado una nota de ellos al lado del mar junto a sus ropas.

....silencio en la línea...

Por un momento él se quedó atónito, mudo, incapaz de decir o hacer algo.

Entonces, y sin saber cómo, su mente voló hacia aquellos recuerdos de juventud, ahora ya tan lejanos, en la que todo era nuevo y mágico. Aquellos dias donde Natalya significó todo para él, en los que ambos descubrieron juntos el significado de amar y ser amado. En aquella casa junto al mar infinito de puestas de sol luminosas e interminables y de veladas al abrigo de las estrellas. Aquellos dias amarillos por el tiempo que creia perdidos y que de repente volvian a la luz con una fuerza que le asustaba.

La recordó de una manera intensa, vívida. Descubriendo que ese recuerdo aletargado no habia muerto jamás. Con Natalya habia sentido las emociones del primer amor, aquellas que te marcan a fuego en tu existencia. Con ella descubrió el significado de los sentimientos, de las palabras, de los gestos y caricias. Juntos vibraron y amaron en veladas interminables en las que las horas pasaban sin darse cuenta y el albor de la mañana los sorprendía.

Siempre quedaría en su memoria aquella primera vez que la vio en la pista de baile del Blue Moon, un lugar perdido y mágico, en donde ella se revelaba deslumbrante. Él nunca fue un buen bailarín, pero en aquella sala de ensueño, rodeados de personas mudas, descubrió que el mundo se diluia cuando la música comenzaba y empezaban a girar, girar y girar. La primera vez que se despidieron, temió no volver a verla, y de hecho, pasaron muchos dias en los que él, estuvo pensando la manera de conseguir el valor suficiente para descolgar el teléfono y pedirle una nueva cita.

En aquella cita, le regaló un pequeño colgante, dos cerezas, se habia gastado todos sus ahorros en aquella pieza de bisuteria barata que para él significaba tanto. Ella le miró con su bella sonrisa y le correspondio con otro pequeño obsequio, una cadena en la pendía una pequeña moneda de plata. Pequeños regalos del alma, de un valor tan incalculable como su amor...

Se volvieron a ver, muchas veces más, hasta que, sin saber cómo, se dieron cuenta que no podian vivir el uno sin el otro. Él se mudó a aquella casa al lado del mar para soñar-quiero sentir la magia contigo-le dijo él. Ella le respondió-la sentiras siempre.

Vivieron con magia, soñaron, sintieron... pero desgraciadamente todos los sueños tienen un final y un buen dia, al volver del trabajo a aquella casa de ensueño, se encontró con una nota de despedida y la cerradura cambiada, la magia se habia acabado ... abandonó para siempre aquella playa con el corazón roto...tardó mucho en recuperarse de aquel golpe...pero decidió demostrarse a sí mismo que nada ni nadie acabaria con él... y así fue...

Luego supo que el sueño y la magia se habia acabado hace tiempo, cuando ella conoció a Allan, aquella persona con la que habia decidido poner fin a sus dias. Sin embargo en aquellos primeros momentos aún pensaba que podría volver a ser todo como antes, intentó luchar de nuevo por ella, sentia que no podia vivir sin aquel amor, sin aquellas palabras, aquellas caricias. Todo fue en vano, y finalmente, tras mucho luchar y sufrir, bajó los brazos resignados y aceptó que jamás volvería a aquella casa, a aquella playa...

Desde entonces, cerró su corazón con un candado de fuego y se centró en su trabajo, enterrando aquellos recuerdos que a la vez eran tan dulces y tan amargos. Tuvo una carrera fulgurante, el éxito y el dinero le sonreian, pero siempre se sintió incompleto y, aunque no lo supiera, tuvo el anhelo de volver al Blue Moon y sentir lo que sintió en aquel dia tan lejano...

Sin embargo, con la llamada de su hermana, supo que ese deseo jamás se cumplirá ya. Ella habia tomado una decisión fatal. Incomprensible para algunos, un final dramático en el que renunciaba a todo por seguir soñando. Esa decisión, sin embargo, ya la habia tomado hace mucho tiempo, pese a la sorpresa y el reproche de algunos de sus amigos que se sintieron engañados por la manera brusca en cómo se habia ido..sin embargo, él sabia que era su estilo, esos finales novelescos que a ella le encantaban. Natalya y Allan, juntos para siempre por toda la eternidad...

Y con aquellos pensamientos habia recorrido el trayecto que lo llevaba de nuevo a aquella playa desierta donde seguian las puestas de sol interminables. Caminó por la orilla, viendo lo que había cambiado y comparándolo con los recuerdos rotos de su memoria. Cerró los ojos y de nuevo pensó en ella, en las ilusiones de juventud perdidas, en los sueños irrealizados. Notó algo en el bolsillo que le quemaba a fuego y lo sacó.

Se quedó mirando aquel colgante, aquella moneda que habia costado tan poco pero que llevaba tantas historias dentro. Miró fijamente aquella playa donde contempló tantos atardeceres, tantos recuerdos que se habia llevado el mar.

Cerro los ojos de nuevo y por última vez, recordó, uno a uno, todos aquellos momentos que habian pasado juntos. Entonces, con los ojos aguados en lágrimas, en un último gesto supremo, lanzó aquel colgante al agua y pensó para sí mismo- vuela, vuela para siempre, allí donde estés, no has muerto querida, solo has cambiado a otra vida que espero sea mejor que la que has vivido, ... nunca morirás, porque aquellos que aman y son amados viviran eternamente en el corazón de los que les conocieron...

Se fue caminando para siempre de aquella playa solitaria sintiendo que un pedazo de él se hundia con aquel colgante en el fondo del mar...

Música: "Sunday Morning" por The Bolshoi. Escúchala usando la radio de este blog

4 comentarios:

Lluna dijo...

Ufffff nene que bonito, pero tan triste.
Que descansen en paz y tu tb.

Anónimo dijo...

tómate una copita de cognac, que lo necesitas.
Muy chulo relato
,,,º¿º,,,

Aleixandre Biedermann dijo...

Bonito eh?...una historia de las tantas que de vez en cuando rondan por la cabeza del peluquero... ;)

Anónimo dijo...

;)